01 Diciembre 2016
EL PAÍS visita un día de rodaje de ‘El Comandante’, la serie sobre el expresidente venezolano que se estrenará en enero
Andrés Parra dejó de comerse las uñas a los 39 años y después de repasar unas 400 horas de Hugo Chávez en vídeo. De ver y escuchar al fallecido presidente de Venezuela desde las ocho de la mañana hasta las cinco de la tarde. De escrutar cientos de Aló Presidente en busca de detalles, gestos, hasta darse cuenta de que si juntaba las manos y se las pegaba a la boca, como si rezase, un deje característico de Chávez, se vería el destrozo de sus uñas: “Para este personaje se necesita un poco de obsesión. Lo complicado era cómo interpretar a un actor que es mejor que tú”.
El actor colombiano, quien fuera Pablo Escobar en El patrón del mal, es el protagonista de la serie El Comandante, la producción más ambiciosa hasta el momento de Sony para América Latina, que se estrenará a principios del próximo año en varios países de la región. Un proyecto concebido hace tres años por Moisés Naím, también productor, con el que se adentra en el mundo de la televisión. A partir de enero se emitirá el primero de los 60 capítulos, cada uno de los cuales durará hora. “No se trata de un documental ni de una biografía en el estricto sentido de la palabra. Es una historia de ficción basada en la vida de Chávez”, asegura Naím.
La crisis social, económica y política que vive Venezuela atraviesa la serie, aunque no esté implícita. Nada más conocerse las primeras imágenes, el chavismo salió en tromba a criticar el producto, al igual que un sector de la oposición, que teme que se idealice la figura del expresidente. Parra no fue ajeno a todo ese barullo. “Traté de no contaminarme de toda esa energía, pero se mueve una cosa muy poderosa. Cuando salió la noticia la gente enloqueció, para bien y para mal. Empecé a tener mucha angustia. Íbamos a almorzar y me metía en Instagram o en Twitter… La gente tenía una necesidad de desahogo. Eso le afecta a cualquiera”.
Esa inquietud de Parra alteró también a los guionistas, a Moisés Naím, a Sony, que ha medido hasta el último detalle para tratar de evitar cualquier malinterpretación de los personajes o la vida de Chávez, una figura que no deja indiferente a nadie. “El respeto por la audiencia es muy grande. Quienes son simpatizantes no dejarán de serlo y quienes adversan tampoco. El intento es contar la historia como fue. Lo que más temo son las opiniones definitivas de gente que no ha visto la serie y opina sobre ella”, asegura el productor.
La trascendencia de Chávez no ha sido el único obstáculo al que se ha enfrentado Andrés Parra, a quien le ofrecieron el papel pocos días después de que en una entrevista dijese que quería interpretar al líder venezolano. “Pensé que me estaban mamando gallo”, ríe todavía cuando recuerda aquella broma que no fue tal. “Acepté porque busco personajes que incomoden, que generen preguntas y que generen para mí un problema. Si no me aburro”.
Si algo no ha tenido Parra ha sido tiempo para el tedio. Durante un año estuvo escudriñando al personaje. Con el rodaje ya comenzado se topó con su gran obstáculo: la voz de Chávez. “Es muy costosa”, admite mientras se retuerce y señala la parte de atrás de la cabeza: “La tiene aquí metida”. Por primera vez, tuvo que recurrir a una maestra de voz, una compañera con la que había estudiado teatro, recuerda Parra una fría mañana de principios de noviembre antes de someterse a la caracterización de Chávez: más de una hora de maquillaje. “Y todavía no hemos llegado a la época del cáncer”, suspira para adentrarse en el rodaje.
La noche previa al rodaje Naím, que propuso a Parra para el papel de Chávez, vio por fin los dos primeros capítulos de la serie acabados. “Me quedé en shock, realmente contento”, celebra y reflexiona una vez más sobre el contenido: “Chávez fue un seductor de multitudes, logró una conexión con el pueblo especial, fue uno de los políticos más talentosos de América Latina y dejó como resultado el país que vemos. ¿Cómo puede alguien dudar del carisma de Chávez y del país que es hoy Venezuela? Creo que la serie refleja eso”.
El País