Desde Chicharito, la liga no tiene un goleador nacido en México
Ciudad de México.- En el fútbol mexicano hay una escasez de delanteros nacionales. En 17 fechas del torneo Apertura 2016, los líderes de goleo fueron el colombiano Dayro Moreno (Xolos) y el peruano Raúl Ruidíaz (Monarcas) con 11 tantos. El mexicano que más se les acercó fue Hirving Lozano con siete, sin ser un delantero centro. Han pasado cinco años desde que un mexicano se quedó con el trofeo de goleador. En aquella ocasión fue Ángel Reyna, un mediocampista que defendía la camiseta de América.
Junto con Moreno y Ruidíaz les acompañan otros ocho futbolistas extranjeros para completar la lista de los 10 mejores delanteros, cinco de ellos son argentinos: Mauro Boselli (León), Rogelio Funes Mori (Monterrey), Silvio Romero (América), Franco Jara (Pachuca) y Matías Alustiza (Puebla). La lista se complementa con el chileno Edson Puch (Necaxa), el uruguayo Matías Britos (Pumas) y el brasileño Camilo Sanvezzo (Querétaro). Los delanteros mexicanos que más se les acercaron fueron Martín Barragán (Atlas) y Ángel Zaldívar (Chivas), ambos con cinco anotaciones.
En la liguilla del Apertura 2016, se anotaron 36 goles y 12 de ellos fueron de mexicanos, de estos sólo dos fueron anotados por un delantero, Oribe Peralta. Pablo Barrera, Jürgen Damm, Víctor Guzmán, Carlos Salcido, Yasser Corona, Fernando Navarro, Edson Álvarez y Jesús Dueñas aportaron con un gol, mientras que Luis Montes marcó un par. El mejor goleador fue el francés André-Pierre Gignac con seis. Peralta, el único nueve de México en la final, falló un penal en la final de ida y no pudo marcar una opción clara frente a la portería de Nahuel Guzmán.
El último ariete mexicano en ser el pichichi en su país fue Javier Chicharito Hernández en el 2010, justo en la temporada que lo catapultó al Manchester United. El ahora delantero del Bayer Leverkusen marcó 10 goles en el torneo bicentenario y compartió el galardón con el estadounidense Hérculez Gómez (Puebla) y el peruano Johan Fano (Atlante). Antes de Chicharito, fueron sus compatriotas Omar Bravo en el Clausura 2007, Jared Borgetti en los torneos invierno 2000 y verano 2001, y Everaldo Begines en inicios del 2000.
La incipiente extinción de los delanteros mexicanos se acentuó cuando los dueños de los clubes mexicanos aprobaron la regla 10-8, la cual establece que de los 18 futbolistas convocados para cada partido deben haber nacido en México, estar registrados en el fútbol de ese país. Los otros 10 pueden ser extranjeros o futbolistas nacionalizados. Eso propició que equipos como los Xolos y Monterrey alinearan sólo a un mexicano.
Los delanteros foráneos “son buenos jugadores, solamente que con esa regla nos quitan la oportunidad a los mexicanos. Es una cosa que no he entendido yo. Cuando le empieza a ir mal a la selección empiezan a decir que necesitamos un nueve, pero ¿de dónde? [La regla] se puede modificar y mucho mejor”, dijo el exdelantero Juan Carlos Cacho a EL PAÍS a inicios de diciembre pasado.
En la final de ida entre América y Tigres de los 22 jugadores titulares sólo jugaron ocho mexicanos, a ellos se les sumaron otros tres que ingresaron de cambio. En la vuelta la situación mostró una ligera mejora al estar nueve nacionales en el once inicial y cinco más como suplentes.
El País