Washington.-El presidente arranca su primera semana en la Casa Blanca con decisiones para desmontar el legado de Obama
El presidente Donald Trump arrancó su primera semana en la Casa Blanca con un gesto dirigido a los votantes de clase obrera que le ayudaron a ganar en noviembre y que se sienten perjudicados por la globalización. El republicano Trump cumplió este lunes su promesa y firmó un decreto para retirar a Estados Unidos del TPP, un acuerdo con once países de la cuenca del Pacífico que excluye a China. También tiene previsto renegociar el tratado de libre comercio con México y Canadá (TLCAN o NAFTA, por sus siglas en inglés).
“Lo que acabamos de hacer es una gran cosa para el trabajador americano”, dijo el presidente mientras firmaba el documento sobre la retirada del TPP o Asociación Transpacífica, en el despacho oval de la Casa Blanca.
En la misma sesión, firmó otra orden que congela las nuevas contrataciones en la administración federal, excepto en las fuerzas armadas, y corta ayudas a organizaciones no gubernamentales que promueven o financian la información o el acceso a abortos en el extranjero. Las órdenes ejecutivas son una manera para el presidente de marcar la agenda sin la necesidad de pasar por el Congreso.
La limitación de fondos para las oenegés en el extranjero, la llamada Política de Ciudad de México, es una decisión que desde los años ochenta adoptan todos los nuevos presidentes republicanos, y después revocan los demócratas. En el caso de Trump, que en el pasado se pronunció a favor del derecho al aborto, es una señal a los sectores más conservadores de su partido.
La primera ronda de decretos —el viernes firmó otro decreto para facilitar el desmantelamiento de la ley sanitaria— no incluye la renegociación de NAFTA. “Empezaremos a renegociar NAFTA, la inmigración y la seguridad en la frontera”, dijo Trump el domingo. El 31 de enero tiene previsto reunirse con el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto.
El proteccionismo comercial fue uno de los ejes de la campaña electoral de Trump. El otro fue el mensaje contra los inmigrantes mexicanos y musulmanes. El discurso inaugural, el viernes, tuvo como leitmotiv America first, América primero, un eslogan nacionalista y proteccionista contrario a la globalización, o al globalismo, la palabra que, en el vocabulario de los ideólogos del trumpismo, define el cosmopolitanismo y el liberalismo que el presidente quiere combatir.
La limitación de fondos para las oenegés en el extranjero, la llamada Política de Ciudad de México, es una decisión que desde los años ochenta adoptan todos los nuevos presidentes republicanos, y después revocan los demócratas. En el caso de Trump, que en el pasado se pronunció a favor del derecho al aborto, es una señal a los sectores más conservadores de su partido.
La primera ronda de decretos —el viernes firmó otro decreto para facilitar el desmantelamiento de la ley sanitaria— no incluye la renegociación de NAFTA. “Empezaremos a renegociar NAFTA, la inmigración y la seguridad en la frontera”, dijo Trump el domingo. El 31 de enero tiene previsto reunirse con el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto.
El proteccionismo comercial fue uno de los ejes de la campaña electoral de Trump. El otro fue el mensaje contra los inmigrantes mexicanos y musulmanes. El discurso inaugural, el viernes, tuvo como leitmotiv America first, América primero, un eslogan nacionalista y proteccionista contrario a la globalización, o al globalismo, la palabra que, en el vocabulario de los ideólogos del trumpismo, define el cosmopolitanismo y el liberalismo que el presidente quiere combatir.
Tanto la renegociación del NAFTA como la retirada del TPP son promesas electorales de Trump. Su rival demócrata en las elecciones del 8 de noviembre, Hillary Clinton, también prometió en campaña la retirada del TPP.
NAFTA, que une México, Estados Unidos y Canadá en una sola área comercial, se aprobó en 1994 con el demócrata Bill Clinton en la Casa Blanca. Trump no se retirará del acuerdo, por ahora, sino que quiere renegociarlo. El TPP, negociado por la Administración del antecesor de Trump, el demócrata Barack Obama, afrontaba una dura oposición en el Congreso, que debía ratificarlo. Obama veía el TPP como una pieza central en su estrategia asiática ante China.
Las primeras decisiones de Trump marcan una ruptura con la política de Washington en las últimas décadas. EE UU ha impulsado la apertura de los mercados mundiales desde el final de la Segunda Guerra, y ha sido uno de los máximos beneficiarios.
Trump rompe con uno de los dogmas de su partido, el republicano, que durante décadas se ha llevado el estandarte de la economía de libre mercado y del libre comercio. Que empiece la presidencia con la firma de estos decretos es una señal de que se abre una nueva etapa, y ya nada será igual. El nuevo presidente, un magnate neoyorquino ajeno a la política hasta hace poco, ha transformado el partido de Lincoln y Reagan.
La globalización ha dejado damnificados, también en EE UU, con el cierre y traslado de empresas a países con mano de obra más barata como México o China. El libre comercio no ha sido el único responsable, ni seguramente el principal. La robotización explica en gran parte la pérdida de empleos industriales.
Las regiones más golpeadas por este fenómeno, en el Medio Oeste, fueron clave en la victoria de Trump. El candidato republicano conectó con un sector del electorado, la clase obrera blanca, que se sentía desprotegida por los dos grandes partidos. Los demócratas, históricamente proteccionistas y aliados de los sindicatos y la clase obrera, se convirtieron en los años noventa, con la firma de NAFTA, en defensores del libre comercio.
Además de la firma de tres decretos, Trump dedicó su primera jornada presidencial en día laborable a reunirse con ejecutivos empresariales y con líderes del Congreso.
Por la mañana desayunó en la Casa Blanca con los jefes de grandes empresas como Ford, Dell Technologies, Whirlpool, Johnson & Johnson, Lockheed Martin, Dow Chemical, U.S. Steel y SpaceX, entre otras.
Por la tarde tiene prevista una reunión con “trabajadores americanos”, según la agenda oficial. Una versión anterior de la agenda, posteriormente enmendó, incluía en este encuentro a “líderes sindicales”.
Trump también habló por teléfono con el presidente egipcio, Abdelfatá Al Sisi. El domingo habló con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.
El Pais