#MexicoNoVibra

En la Ciudad de México las marchas contra Trump avanzaron sobre Paseo de la Reforma/Foto: AFP

La marcha #MéxicoVibra realizada en la Ciudad de México el pasado 12 de febrero fue un fracaso rotundo por una simple razón: porque en ningún momento tuvo como fin principal denunciar lo que verdaderamente ha agraviado a los mexicanos, esto es, las tropelías, corrupción e impunidad del gobierno de Peña Nieto.

Si bien las amenazas de Donald Trump son temerarias contra un país “entreguista” como el nuestro, éstas no se comparan con los daños ocasionados por estos años de administración peñanietistas al estado de bienestar de los mexicanos, en gran medida motivados por tres de las llamadas reformas estructurales: la educativa, que no ha hecho sino generar más corrupción al interior del sector educativo; la fiscal, que está propiciando nuevas y más sofisticadas formas de evasión fiscal, en donde siempre los que más tienen (o deberían aportar al país) saldrán ganando; y, por encima de todas, la energética, que nos ha arrebatado nuestro recurso natural más preciado y el que siempre no ha sacado de los agüjeros ocasionados por la rampante corrupción de nuestra clase política.

Por eso, desde que fue convocada, la marcha #MéxicoVibra causó la consabida polémica, pues desde un principio se supo que tanto convocantes como participantes tenían un objetivo común: distraer la atención de la problemática esencial del país (los gasolinazos, la corrupción, el bajísimo nivel de aceptación del presidente Peña Nieto, etcétera) y ponerla en lugar tan lejano que nadie sospechara el embuste.

¿Por qué nos ofende tanto la amenaza de poner en riesgo nuestra soberanía por parte de un país extranjero si aquí mismo nuestros malos gobiernos la han pisoteado una y otra vez sin que nadie los haga pagar por ello?
Si bien muy mal ha hecho el gobierno federal en usar a intelectuales y activistas sociales para sus aviesos propósitos de legitimación, peor han hecho estos intelectuales y activistas sociales en dejarse usar por un Estado traidor y corruptor.

Si el objetivo era distraernos de los asuntos torales del país (como la injustificada alza de los hidrocarburos), lo han logrado parcialmente, pero mal haríamos los mexicanos en no regresar a lo que verdaderamente exige nuestra atención: el cambio de rumbo que debemos seguir en las elecciones presidenciales de 2018, donde ya no es posible que nos sigan gobernando quienes nos venden y luego hasta nos hacen corresponsables de tal iniquidad, motivo de fondo de la marcha #MéxicoVibra.

Rogelio Guedea/SinEmbargo