Una de las grandes preguntas sobre la vida en la Tierra es cómo aparecieron los océanos y los compuestos orgánicos que necesitaba para florecer.
En el origen del Sistema Solar, el embrión de nuestro planeta estaba tan cerca del Sol que no se podían formar agua líquida ni algunos compuestos orgánicos. Solo más allá de la llamada línea de nieve, en la parte exterior del cinturón de asteroides, se daban las condiciones necesarias. Los ingredientes básicos para la vida pudieron ser, en origen, alienígenas, pues es probable que gran parte del agua que alberga el planeta y posiblemente compuestos de carbono llegasen a bordo de asteroides o cometas formados más allá de la línea de nieve.
Un nuevo estudio publicado hoy refuerza esa teoría. La sonda Dawn de la NASA ha encontrado compuestos orgánicos en la superficie de Ceres, un planeta enano del cinturón de asteroides situado entre Marte y Júpiter. Desde que la nave llegó a este cuerpo de 950 kilómetros de diámetro en primavera de 2015, sus instrumentos han demostrado que contiene agua helada, compuestos hidratados. Hasta podría esconder un océano subterráneo.
Es improbable que esos compuestos llegasen por el impacto de un asteroide, pues habrían desaparecido con las altas temperaturas del choque
Para este estudio, la sonda ha analizado una zona de unos 1.000 kilómetros cuadrados en torno a Emutet, un cráter de unos 50 kilómetros de diámetro. Los espectrómetros de luz visible e infrarroja detectaron la presencia de materia orgánica alifática, compuesta por átomos de carbono e hidrógeno. La resolución de las mediciones no permite determinar de qué elementos se trata, pero los responsables de la misión apuntan a que podría tratarse de asfaltita o kerita, hidrocarburos similares al alquitrán.
En un estudio publicado hoy en Science, los responsables de la misión señalan que es improbable que esos compuestos llegasen por el impacto de un asteroide, pues habrían desaparecido con las altas temperaturas del choque. Además, su distribución por la superficie no cuadra con un origen externo. Todo esto apunta a que Ceres, un cuerpo que ha sido planeta, asteroide y ahora el planeta enano más cercano a la Tierra, cuya superficie gris se comparaba con el inerte hormigón, resulta tener minerales hidratados, agua helada, carbonatos, sales y materia orgánica, un “entorno de química compleja” favorable para la aparición de vida.
Las detecciones de Dawn, a la que le quedan cinco meses de misión en torno a Ceres, suponen una confirmación de que asteroides y cometas contienen abundante agua, así como compuestos precursores de la vida.
El hallazgo tiene implicaciones para la existencia de vida fuera del Sistema Solar
Michael Küppers, del Centro de Astronomía Espacial de la Agencia Espacial Europea, cerca de Madrid, resalta la importancia de este hallazgo en un artículo que acompaña al estudio. “Dado que Ceres es un planeta enano que aún puede conservar parte del calor interno generado durante su formación, e incluso tenga un océano subterráneo, esto abre la posibilidad de que pudieran haber aparecido formas de vida primitivas”, señala. El planeta enano se suma a Marte y varios satélites de Júpiter y Saturno que también podrían albergar vida, resalta.
El hallazgo tiene implicaciones para la existencia de vida fuera del Sistema Solar, dice Guillermo Muñoz, del Centro de Astrobiología, cerca de Madrid. Él fue uno de los científicos que demostraron que los cometas contienen moléculas precursoras de proteínas, azúcares, e incluso del ADN. En opinión de Muñoz, los compuestos orgánicos en Ceres pudieron formarse por el impacto de la radiación en el hielo, o incluso en reacciones químicas en agua líquida hace millones de años. Estos procesos “se pueden extrapolar a otros Sistemas Solares”, lo que multiplica las posibilidades de que las condiciones necesarias para la vida sean “universales”, resalta.
El País