Ante la élite financiera, Peña descalifica posturas “populistas”

El presidente Enrique Peña Nieto inauguró la convención. Foto: Notimex

Acapulco, Gro.- Al inaugurar la 80 convención bancaria, bajo el lema Dilema global: liberalismo, vs populismo, el presidente Enrique Peña Nieto descalificó abiertamente aquellas posturas populistas que pugnan por soluciones fáciles que cancelaba libertades a los individuos. Al mismo tiempo, si bien reconoció que ha implicado decisiones complejas y difíciles, reivindicó al liberalismo como una estrategia de soluciones a mediano y largo plazo.

Ante la élite del sector financiero, que reconoció al gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, que asistió a su última convención bancaria, después de 35 años, Peña Nieto consideró que el avance del populismo “pone en riesgo los valores que defiende el liberalismo”. Dijo que las transformaciones que ha logrado México no se hacen “de la noche a la mañana, ni en un solo periodo”. Consideró que los cambios estructurales representan modificar paradigmas y modelos a los que tradicionalmente se estaba acostumbrado.

Aprovechando el lema de la convención, el Presidente definió al populismo como un conjunto de posiciones dogmáticas que aparentemente postulan soluciones sencillas para avanzar en el desarrollo, pero cierran espacios de libertad y participación a la sociedad. Recordó que hubo un tiempo en que el gobierno era el único productor de papel para los periódicos y su margen abarcaba incluso la producción de bicicletas.

Eran tiempos, dijo a los banqueros, en donde el gobierno dictaba incluso las condiciones de operación a la banca, cerrando espacios a la iniciativa privada. Reconoció que la transición fue difícil porque se dio en un entorno internacional de caída de los precios en las materias primas, volatilidad financiera y aversión al riesgo. Admitió que incluso en este proceso se incrementó la desigualdad social no sólo en México sino en diversas regiones en el mundo.

Acto seguido, insistió en que cuando llegó al poder optó entre administrar solamente u optar por la transformación, ruta que al final eligió, pues “no hay soluciones fáciles ni mágicas”. Dijo que la transformación de las políticas públicas no ha sido un proceso fácil, sino que ha involucrado decisiones complejas para eliminar barreras que impedían el avance en el desarrollo del país. Se optó por cambios profundos cuyo horizonte va más allá del corto plazo.

En este sentido, dijo que a futuro, en unos años, se podrá ponderar los alcances de las transformaciones adoptadas, cuando México se consolide como una de las principales economías exportadoras de manufacturas de alta tecnología; o cuando el modelo de red compartida, favorecida con la reforma en telecomunicaciones, sea un modelo que se adopte en diversos países en el mundo; o bien cuando los incentivos en la inversión en el sector energético diversifique las inversiones y alienten el desarrollo de este sector.

Aludió también a la aprobación de los sistemas nacionales de Transparencia y Anticorrupción, o al impulso del nuevo modelo de justicia penal o a la justicia cotidiana. En su discurso hizo una apretada referencia a las principales reformas de su administración.

Finalmente reconoció como un factor fundamental para el desarrollo del país, la estabilidad macroeconómica que ha sido favorecida por las políticas públicas y la incidencia del Banco de México, lo que permitió elogiar el desempeño de Agustín Carstens al frente de esa institución.

La Jornada