Ciudad de México.-El asesinato de Miroslava Breach, corresponsal de La Jornada en Chihuahua, se inscribe en un contexto de violencia que afecta en particular a las mujeres periodistas y defensoras de derechos humanos, quienes son blanco de ataques sexuales, amenazas a sus familias y cuestionamientos por dedicarse a labores que no les corresponden, señalaron activistas de organizaciones civiles.
Atziri Ávila, integrante del colectivo Mujeres por Comunidades Igualitarias, afirmó que si bien la atmósfera de peligro afecta tanto a hombres como a mujeres, ellas suelen padecer agresiones diferenciadas con componente de género que las impactan con más frecuencia que a sus colegas varones.
Una de ellas son las amenazas que involucran a los hijos y otros familiares de las comunicadoras o activistas afectadas, muchas veces emitidas con un lenguaje machista y sexista con el cual se le exige a las víctimas que se queden en su casa y dejen de adoptar un rol social protagónico.
Otro elemento que las mujeres defensoras y periodistas enfrentan de manera particularmente grave son las campañas de difamación y desprestigio lanzadas a través de redes sociales, en las que suelen utilizarse fotos trucadas –muchas veces con carácter sexual– para poner en duda su reputación o sembrar dudas sobre sus actividades profesionales o personales.
Una muestra de la magnitud de este fenómeno de violencia, subrayó Ávila, es que la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en México y la Iniciativa Mesoamericana de Mujeres Defensoras registró 41 asesinatos de activistas o comunicadoras de 2010 a 2017, sin contar el caso de Miroslava Breach.
La mayor parte de los homicidios, además, permanecen en la impunidad debido a que las líneas de investigación catalogan el asesinato como un crimen pasional o relacionado con la delincuencia organizada, en vez de estudiar si fue una represalia por la labor periodística o social de las víctimas.
Imelda Marrufo, coordinadora general de la Red Mesa de Mujeres de Ciudad Juárez, indicó que la vulnerabilidad de las mujeres es todavía mayor debido a que son ellas quienes han asumido una posición de liderazgo tanto en la lucha social como en el periodismo de investigación.
Un ejemplo de ello es la propia Miroslava Breach, quien documentó el control cada vez más amplio de los grupos de la delincuencia organizada sobre amplias regiones de la sierra del estado de Chihuahua, fenómeno que ocurrió sin que las autoridades hicieran algo por impedirlo.
Quienes trabajamos temas de feminicidio y trata, además de las madres de personas desaparecidas, somos quienes hacemos la denuncia y salimos a las calles. Somos nosotras las que hacemos la presión y exigimos que el gobierno asuma su responsabilidad, enfatizó la activista.
A lo anterior, además, se le suma una creciente violencia contra las mujeres que incursionan en la política, a quienes en muchas ocasiones se les ha obligado a renunciar a sus candidaturas e incluso a sus cargos públicos, una vez que los ganan en las urnas.
La Jornada