Ciudad de México. Madres y familiares de personas desaparecidas, acompañados por varios cientos de representantes de diversas organizaciones y colectivos de la sociedad civil, marcharon esta mañana y mediodía del Monumento a la Madre al Ángel de la Independencia, en exigencia de la búsqueda de sus seres queridos, de verdad y de justicia.
Exigieron una ley general de desaparición de personas que esté a la altura de las necesidades de las familias y que sea aprobada por el Congreso lo antes posible, ya que la gravedad de la situación no permite que se pueda prolongar más tiempo.
Desde su concentración en el punto de partida, hasta el Ángel de la Independencia, donde se realizó un mitin y acto cultural, el reclamo en este 10 de mayo fue el mismo. “No hay nada que festejar este día”, fue uno de los reclamos que se escucharon y lanzaron desde el contingente y las diversas participaciones de madres y familiares en el acto sobre Paseo de la Reforma.
Esta marcha fue la sexta que se realiza cada año en este día emblemático para festejar a las madres. En esta ocasión, las madres y padres de los 43 estudiantes desaparecidos de la Normal Rural de Ayotzinapa, que están en plantón indefinido frente a la Procuraduría General de la República (PGR) desde el el pasado 20 de abril, se incorporaron a la movilización.
“Hoy venimos a recordarles a los actores políticos que manejan nuestro país, a los que hacen las leyes y, sobre todo, a los responsables que las hacen cumplir, que tienen una enorme deuda permanente con todas las personas desaparecidas y con sus familias, la cual únicamente puede ser saldada con la búsqueda en vida –real y efectiva-, con la localización e identificación de los restos que se encuentran en fosas comunes y clandestinas, con la digna atención integral a las necesidades de las familias y sobre todo, con garantizar la verdad y la justicia”, señala el pronunciamiento oficial de la marcha, leído en el acto por la señora Araceli Salcedo, madre de Rubí, joven de 21 años, secuestrada y desaparecida en Orizaba, Veracruz, en 2012.
La Jornada