COLUMNA INVITADA: El gobierno parlamentario en Oaxaca

Por Cipriano Flores Cruz

Si partimos de dos consideraciones básicas podemos entender mejor las elecciones en nuestros municipios y comunidades, nos referimos a la naturaleza de los pueblos y comunidades indígenas y a los alcances del derecho a la autodeterminación y a la autonomía.

Los pueblos y comunidades indígenas lo son en la medida de que ya existían en tierras americanas antes de la llegada de los españoles, que vivieron en una intensa colonización durante trecientos años y que durante más de doscientos años han vivido en colonialidad. Liberarse de esta situación es una obligación política de todo indígena y una obligación moral y ética de todo buen gobernante mexicano y oaxaqueño.

Los pueblos y comunidades indígenas han vivido durante estos más de quinientos años como medio de resistencia: en comunidad. Siguiendo al filósofo americano John Dewey, el fundamento de la comunidad se basa en la naturaleza del ser humano, su existencia siempre dependerá de una actividad asociada, en la medida de que cada ser humano “nace siendo infante ……inmaduro, indefenso, dependiente de las actividades de otros. El que muchos de estos seres independientes sobrevivan es prueba de que otros, en cierta medida los cuidan……los seres humanos, entonces se asocian en virtud de su estructura misma. Así fueron hechos; tal es la naturaleza de la bestia” (Straus, Leo. Joseph Cropsey. Historia de la Filosofía Política. Edit. FCE. México. 2006).

Entonces el hombre para su conservación se asocia en dos tipos: en sociedad y en comunidad.  La segunda categoría que es la que nos interesa delinear, porque es en esta categoría en que se desenvuelven los pueblos y comunidades indígenas de Oaxaca. En la comunidad las relaciones humanas se dan cara a cara, relativamente permanentes, en este tipo de relaciones la cohesión social es fuerte y segura, la cooperación es un método de multiplicación del esfuerzo humano, por ello, es vía segura para el Buen Vivir, es el principal agente del fomento material, los nexos en la comunidad son vitales, firmes y profundos. Aquí se forman establemente las disposiciones humanas fundamentales y las ideas adquiridas que forman las raíces mismas del carácter. Lo comunitario “es lo universal último y está tan cerca de lo absoluto como éste existe” ( Dewey. Ob. Cit.).

En las relaciones cara a cara que existen en los pueblos y comunidades indígenas tienen consecuencias que generan una comunidad de intereses, una compartición de valores, demasiado directas y vitales para ocasionar  una necesidad de organización política. Que quede muy claro entonces, en los pueblos y comunidades indígenas no se necesita de alguna intermediación en las relaciones sociales, ni partidos, ni organizaciones, ni burocracia alguna, no hay pues representación, los ciudadanos comunitarios se relacionan cara a cara en la Asamblea General Comunitaria. Al no haber representación la necesidad de la organización política no existe, por eso, como organización política, el gobierno, como la relación de poder de dominio, tampoco existe. En los pueblos y comunidades se administra y se sirve, no se gobierna. El único que le da dirección a las cosas comunitarias y de interés común es la Asamblea, la reunión del pueblo.

El pueblo reunido en Asamblea manda y se hace obedecer, como no es un cuerpo ajeno a la propia comunidad, es la comunidad deliberando y actuando, es la expresión más pura de la democracia, por lo tanto, no elige a los encargados de ejecutar y aplicar las leyes y las decisiones de la Asamblea sino que los nombra. Si queremos forzar los términos, el régimen  prevaleciente en los pueblos y comunidades oaxaqueñas es un régimen parlamentario.

En la sociedad, por lo contrario, se da la necesidad de la regulación política, como no existe la relación cara a cara más que en la familia y con los amigos, existe la necesidad de la representación política.

Aquí cuenta el individuo y no la comunidad ni la asociación. El conflicto es la vitalidad de la sociedad, los individuos y sus pasiones, las agrupaciones como los partidos, sindicatos, las iglesias, la asociación de industriales y comerciantes disputan sus esferas de influencias, etc. Los conflictos conducen a una pugna civil, sea como fuere, consumen energías y recursos que de otro modo podrían contribuir al desarrollo de las asociaciones referidas.

De aquí de la necesidad del gobierno para apaciguar los conflictos y de la necesidad de la representación de las diversas agrupaciones.  El gobierno en la sociedad  es una necesidad vital, sin gobierno no habrá posibilidad de alcanzar el Buen Vivir, una vez alcanzado este Buen Vivir, el gobierno de los hombres será sustituido por la administración de las cosas.

Dada la naturaleza de la comunidad otorgarle prioridad a las personas y no al colectivo, es situar a las personas en contextos equivocados. En la comunidad, la persona es tal persona en el colectivo y en este adquiere a plenitud su personalidad, porque es un ser acompañado, un ser social.

Si a partir de largas luchas de los pueblos indígenas de México se pudo lograr el reconocimiento de sus derechos más elementales en la Constitución Nacional y en la Constitución oaxaqueña, como son el derecho de tener un proyecto de vida alternativo para hoy y para el futuro mediante los derechos de la autodeterminación, la autonomía,  la identidad y al territorio, además el derecho de exigir al Estado Mexicano resarcir lo que han perdido estos pueblos por la colonización y por su participación y ofrecimiento de sus vidas y sangre en la lucha por la Independencia Nacional,   la Reforma y la Revolución de 1910. Es hora de cumplirles a los pueblos indígenas la concreción de estos derechos.

Ni duda cabe, el reconocimiento de los usos y costumbres comunitarios es gran avance para hacerles justicia a los pueblos y comunidades de Oaxaca, sin embargo, se ha venido interviniendo en sus formas de administrarse en demasía por el Congreso, Ejecutivo y Judicial, en sí por el Estado a través de sus órganos autónomos, como el Instituto Estatal Electoral, el Tribunal Estatal Electoral, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, partidos políticos y por los empresarios de la construcción. Es hora de solicitar respeto y concreción de los derechos de los pueblos y comunidades indígenas que están en nuestras Constituciones y normas internacionales.

En una reciente encuesta promovida por el Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana, comparando la calidad de gobierno entre los dos sistemas: partidos políticos y usos y costumbres, demostró mejor calidad de gobierno (administración), los usos y costumbres. Qué espera el gobierno de los Murat para lograr la estabilidad y el desarrollo de Oaxaca, a partir de lo evidente: impulsar el modo de administrar de los pueblos y comunidades indígenas de Oaxaca e impulsar la reconstitución de la comunidad como forma de vida.

Comunidad, cooperación, identidad, territorio, lengua y forma de producción es el remedio para superar el desarrollo del subdesarrollo de Oaxaca.