Diputado del PAN pide castigar a personas o empresas que inciten a los menores a usar tatuajes, así sean temporales.
Ciudad de México.-Los tatuajes contribuyen “al deterioro de los valores de la sociedad” y es “inconcebible” que existan muchos niños y jóvenes que tengan el gusto y “padecimiento de exhibir los tatuajes”, a pesar de las consecuencias sociales, familiares, educativas, culturales y sicológicas que tiene, advirtió el diputado Elías Octavio Íñiguez Mejía desde la tribuna de la Comisión Permanente.
En voz de su compañera Claudia Sánchez Juárez, porque Elías Octavio no forma parte de la Comisión Permanente, presentó formalmente una iniciativa para castigar con “sanciones económicas y administrativas a los particulares y a las empresas de todos los rubros que introduzcan en sus productos tatuajes temporales, porque incitan a los menores de edad a utilizarlos” y, con eso, “distorsionan su conducta respecto del cuidado, respeto y aprecio a su aspecto físico”.
La iniciativa, turnada a la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados, propone que en caso de que alguna empresa o particular introduzca, adhiere o adjunte tatuajes temporales a los productos de consumo humano, así como a quienes se encarguen de su distribución y venta, sean acreedores a sanciones económicas y administrativas de la autoridad reguladora.
El objetivo es reforzar los controles sanitarios en materia de publicidad y prevenir que nuestras niñas, niños y jóvenes incurran en este tipo de prácticas que representan un riesgo a la salud. Más aún a consecuencia de las prácticas indiscriminadas por parte de las empresas y de la mercadotecnia que emplean para la venta de sus productos.
El legislador federal, del grupo parlamentario del PAN, aseguró que “el fomento e incitación de estas prácticas a temprana edad constituye un factor de riesgo toda vez que los menores no poseen la madurez suficiente para asumir con plena conciencia y responsabilidad las consecuencias de sus actos en detrimento de su salud y limitar las posibilidades futuras en otros ámbitos”.
Asegura que “gustar y padecer exhibir los tatuajes, que hoy muchos de los niños y jóvenes portan, resulta inconcebible”; además de las consecuencias sociales, familiares, educativas, culturales y sicológicas que “implica a futuro efectos jurídicos y de tipo laboral”.
Excelsior