El galerista Hilario Galguera, representante en México de Damien Hirst 2,900 pesos al INAH

Foto: Excélsior

El galerista Hilario Galguera pagó al INAH los derechos de reproducción de Piedra del Sol, luego de que el artista británico “reinterpretó” la escultura.

El galerista Hilario Galguera, representante en México de Damien Hirst (Bristol, 1965), pagó dos mil 900 pesos al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) por los derechos de uso de la imagen del Calendario Azteca que reproduce en la pieza Calendar Stone, una de las 200 esculturas que integran la exposición Tesoros del naufragio del “Increíble”, que actualmente se exhibe en la Punta della Dogana y el Palazzo Grassi, en Venecia.

En mayo pasado, se informó que Hirst copió la imagen de la Piedra del Sol sin permiso del INAH para crear la escultura de bronce de más de cuatro metros de altura. (Excélsior 22/05/2017). De acuerdo con el instituto, el artista violó la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos al hacer una copia no autorizada de la obra original que se exhibe en el Museo Nacional de Antropología.

Sin embargo, Hilario Galguera señaló en entrevista que no se trata de una pieza idéntica, sino de una reinterpretación a partir de la perspectiva del artista. Entonces el requerimiento de pago que hizo el INAH no fue una multa o sanción por violar la ley, sino un trámite de derechos: “No fue ninguna transgresión, simplemente una creación y entonces se hizo una regularización. En ese sentido en el oficio (del INAH) se especifica que es una reinterpretación no una reproducción. Para las reproducciones sí requiere otro procedimiento”, apuntó el galerista, quien hizo el pago de derechos los primeros días de junio.

El monto solicitado por el INAH, de acuerdo con la ley, es insignificante frente al costo de la pieza que en el mercado se cotiza entre 500 mil y cinco millones de dólares. Para Galguera fue como pagar el estacionamiento: “Es como cuando llegas a una calle, te estacionas y alguien más te dice: ‘Hay parquímetro’, uno va y paga su derecho, y se regulariza. No he tenido tiempo para hablar directo con Damien, pero se le avisó y dijo hay que pagar, y eso hicimos”, contó Galguera, quien dijo que envió los documentos del pago al archivo de Hirst en Londres.

Con el argumento de que la escultura no es una reproducción exacta, el galerista consideró que el proceso creativo es libre, y así como hay tantas imágenes públicas de la Piedra del Sol, incluso en las monedas nacionales, el equipo de producción del artista no consideró necesario tomar en cuenta las leyes del INAH. Reglamento que más bien desconocen. Pero además, afirmó, hay leyes que “no siempre van de la mano del sentido común”.

Obviamente él (Hirst) está consciente de todo este asunto de los derechos de autor, pero en ese caso se refieren a reproducciones, como en la música, la literatura, pero el trabajo del artista va un poco más allá, es obra nueva, no es la Piedra del Sol, se asemeja, pero no lo es”.

Hay que mirar la pieza con detenimiento para percibir las diferencias, insistió el galerista. La escultura de Hirst no tiene la figura del sol en el centro; éste lo sustituye con una media cara que representa la muerte. Tampoco tiene los corazones de sangre en el contorno. Y aunque no explicó el proceso de producción de la obra, Galguera dijo que no es muy complicado reinterpretar una imagen tan común en el imaginario social. Pudo ser a partir de una foto, o de las tantas visitas del artista a México.

Este diario preguntó al equipo de Hirst sobre el proceso de producción de la pieza, y un portavoz se limitó a decir que “no proporcionan información sobre la fabricación de las obras.”

Calendar Stone es parte de una historia de ficción, en la que se plantea el hallazgo de tesoros culturales en el fondo del mar, dos mil años después de que el supuesto naufragio del barco el Increíble. Para ello sumergió al océano copias de piezas icónicas de diferentes países para que presuntamente adquirieran la apariencia de viejo, antiguo. Lo mismo en bronce, mármol o vidrio. Además de figuras como la de Mickey Mouse, hundió una reproducción de Cabeza de Ife, encontrado en 1938 en Ife, Nigeria; pieza por la que el artista nigeriano Victor Ehikhamenor se quejó en The New York Times por no dar crédito a su valor histórico.

La propuesta de Hirst, explicó Galguera, es un juego entre la realidad y la ficción. “Es un cuento”, señaló del proyecto que se exhibirá hasta el 3 de diciembre en Venecia, y que su producción está valuada en conjunto en 50 millones de libras esterlinas, según dijo Hirst a The Economist.

El requerimiento del INAH no obliga al artista a dar crédito sobre el origen de la imagen. Por lo que en la ficha de Calendar Stone se mantendrá intacto, sin mencionar a la cultura azteca o mesoamericana.

Él es un artista polémico, nosotros sabemos que Damien es un personaje público que está siempre en el ojo del huracán; es un creador extraordinario y siempre va a haber este tipo de cosas; es la naturaleza humana, pues muchos no soportan el éxito ajeno. No me preocupan estas reacciones, porque es un artista que tiene una trascendencia y finalmente por su presencia en el todo el mundo, habrá una cantidad enorme de opiniones”.

Y desde esta mirada, ni el monto de pago al INAH ni la crítica a la originalidad del proyecto afectan a Hirst: “Son asuntos de accesorio de todo un proyecto. Finalmente el problema no es grave. De una cosa que puede resultar intrascendente se hace una gran cosa, pienso que es más interesante preguntarse por qué lo hizo”.

Excélsior