Por Moisés Molina
Vista la historia de su vida, Juárez, seguramente no querría que fuera este, un día de duelo colectivo. Nunca necesitó homenajes; Juárez era un bronce y un mármol viviente.
Como Oaxaqueños, herederos de su legado vuelto instituciones, le recordamos y honramos, todos quienes integramos este nuevo gobierno, trabajando incansablemente, para lograr las causas que él ya no pudo lograr, pero que como herencia, nos dejó a los mexicanos de ayer y de hoy.
No es verdad que Juárez iniciara, sin saberlo, la epopeya de su inmortalidad huyendo de su tío Bernardino.
Es fábula el decir que fue una oveja extraviada la que lo trajo a pié a Oaxaca.
Partió para Oaxaca por la más poderosa de las razones que un niño indígena de 12 años, podría tener, para dejar todo atrás: LA EDUCACIÓN.
Cómo todos los niños, Benito Pablo preguntaba y se preguntaba muchas cosas, ayuno de respuestas.
Él vino a Oaxaca buscando respuestas. Encontró a su hermana y encontró las primeras respuestas con el Padre Salanueva. todas las preguntas y el cuidado personal del cura le valieron, desde las más altas notas escolares desde su temprana adolescencia hasta el juicio que sus sinodales en el Instituto de Ciencias y Artes: Excelente Némine Discrepante o Excelente, sin discordancia ni oposición alguna.
Ese fue el cimiento de la biografía oficial que conocemoss del Patricio: la búsqueda incesante de las luces de la instrucción, que le darían respuesta a los retos y desafíos del México que le tocó vivir y que tuvieron su más alta expresión con la constitución de 1857, cuyo espíritu, con algunas adiciones y modificaciones en la de 1917,es la que actualmente nos rige, en especial, en la rectoría del Estado en la educación, con Gabino Barreda y la Escuela Nacional Preparatoria.
Y es que:
En la educación pública encontramos identidad. Nuestros hijos reciben las primeras letras.
En la Educación pública encontramos el respeto a nuestros símbolos patrios, para explicarnos cómo ciudadanos del mundo.
En la Educación Pública encontramos orgullo de nuestro pasado, de nuestra historia como nación.
En la educación pública, encontramos los valores que explican la igualdad entre los mexicanos.
En la educación pública encontramos la primera idea de México, de Patria y de otros países.
En la educación pública encontramos el respeto, necesario entre individuos como entre naciones.
En la educación pública encontramos el orgullo de haber nacido en un suelo con una historia que comenzó a tejerse en el mito y en la cual Oaxaca es ampliamente reconocida en el mundo entero.
En la educación pública aprendemos el orgullo de nuestra diversidad biológica.
En la educación pública se nos explica la grandeza de nuestro patrimonio cultural como el TEQUIO y la Guelaguetza, que son de todos y de nadie y no pueden ser rehén ni moneda de ninguna persona, organización o capricho faccioso, porque es nuestra identidad.
En la escuela pública aprendemos el valor de la unidad, la tolerancia, el respeto, la solidaridad, los vínculos que nos unen como Oaxaqueños y mexicanos y que los desencuentros son más lo que destruyen que lo que edifican.
Hoy y con el trabajo de muchas generaciones de Oaxaqueños tuvimos al inicio de cursos 2016-2017:
13 mil 541 escuelas públicas de todos los niveles, incorporando la valiosa aportación del Consejo Nacional de Fomento Educativo, (CONAFE).
Un total de 976 mil 104 alumnos preparándose hoy para tener una mejor posibilidad de futuro, para ellos y sus familias en las 8 regiones de Oaxaca;
71 mil 712 profesores a quienes se les reitera una y otra vez, la disposición a la tolerancia, al diálogo, con la mano extendida y el interés superior de la niñez y juventud Oaxaqueña.
Así como lo quiso Juárez, que sabía, como hoy lo arrojan prácticamente todos los diagnósticos de diversas instituciones, que la base para la prosperidad de los pueblos está en la educación de su gente.
No hay secreto. No hay fórmulas mágicas. La educación es hoy, competencia federal y los gobiernos de los estados lo acompañan.
Este 8 y 9, mil 716 profesores oaxaqueños, que representan el 90 por ciento, hayan visto culminado su proceso de evaluación de “desempeñó magisterial”.
Sabemos todas las inercias que tuvieron que afrontar, pero la historia les dará la razón y nuestros niños y jóvenes su cariño y gratitud.
Hay que decirlo claro. Las demandas magisteriales son asunto de la SEP, pero hay acompañamiento responsable de las entidades.
Vamos hacia adelante. Hay que alejarse de los extremos que lastiman y solo condicionan y amenazan. Oaxaca no lo merece.
Si un ejemplo de respeto a la ley tiene América Latina, ese ejemplo es Juárez.
Idólatra de la ley, fue el padre de nuestra segunda independencia.
Retomemos su ejemplo. Honremos su legado.
Mandémosle, dondequiera que se encuentre, el mensaje de que las mejores decisiones que puede tomar una sociedad responsable que quiere ver un Oaxaca próspero, de que
“NADA POR LA FUERZA; TODO POR EL DERECHO Y LA RAZÓN”.
@MoisesMolina
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