Con la Estrategia para el Fortalecimiento de las Normales elaborada por la Secretaría de Educación Pública (SEP) se avanza en hacer de la formación inicial de docentes un mecanismo para generar técnicos de la enseñanza con habilidades de planificación y secuenciación pedagógica, afirmaron profesores de escuelas del país.
Se trata, afirmaron, de una estrategia perfectamente bien planeada y acorde con la implementación de la reforma educativa, que busca la formación de un nuevo mexicano: individualista, competitivo y flexible.
Catedráticos de la Benemérita Escuela Normal de Maestros (BENM), de la Benemérita Escuela Normal Veracruzana Enrique C. Rébsamen” (BENV) y de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) destacaron que con esta estrategia se impulsa un proyecto tecnocrático y neoliberal en la educación, que nada tiene que ver con las aspiraciones humanistas y de transformación de la realidad que dieron origen a las normales.
Denunciaron que pese al discurso oficial de una gran participación de la comunidad de normalistas en este rediseño, se trató en realidad de reuniones a nivel de cúpulas directivas, las cuales son impuestas, en la mayoría de los casos, por los gobiernos estatales, pues hasta la fecha, afirmaron, no se ha dado a conocer un documento oficial que sustente los planteamientos pedagógicos, didácticos, académicos y presupuestales de esta nueva estrategia.
Oswaldo Antonio González y Luis Bello, profesores de la BENV, destacaron que en los seis ejes generales que ha dado a conocer la SEP para establecer el nuevo currículo en las normales, se fomenta la formación de técnicos de la educación, que dominen los contenidos de planes y programas de estudio y los puedan implementar en un sistema secuencial de aprendizajes.
Sin embargo, destacaron que hay un discurso vacío en muchos de los planteamientos, tanto en el énfasis del conocimiento profundo de las disciplinas que impartirán los docentes, como en la educación indígena e intercultural, la enseñanza del inglés, y la vinculación con universidades y centros de investigación, porque las normales no buscan ser faculta-des de pedagogía ni los planteamientos responden a las necesidades educativas, históricas y culturales que les dieron origen.
En entrevista por separado, Marcelino Guerra, profesor-investigador de la UPN, destacó que la estrategia es parte de la reconfiguración del sistema educativo nacional, un proceso que va más allá de este sexenio, y que seguramente continuará si no logramos abrir un verdadero debate sobre la educación que buscamos impulsar en México y el maestro que queremos formar, desde una visión totalmente distinta.
Se coloca en el centro del modelo educativo y normalista la enseñanza por competencias, el aprender a aprender, pero totalmente descontextualizado de aquello que se buscaba impulsar desde antes de la década de los 80 del siglo pasado, y que estaba asociado a una búsqueda de permitir que el alumno hiciera frente a los cambios sociales, históricos, e incluso climáticos, desde una perspectiva crítica, no tecnocrática, como se pretende actualmente.
Por su parte, Juan Manuel Rendón, ex director de la BENM, Óscar Cortés, Guadalupe Ayala y Cenobio Popoca, profesores de esa casa de estudios, destacaron que también se busca imponer una mirada homogenizante sobre las normales, sin importar si son urbanas, rurales, indígenas o interculturales. Todas van con el mismo patrón, el cual no se adapta a las realidades distintas que enfrenta el normalismo.
La SEP, aseguraron, tiene un discurso esquizofrénico con respecto a las normales, porque primero no importaban, luego se dijo que había que convertirlas en escuelas de turismo e inglés, y ahora son el corazón de la reforma educativa.
Destacaron que con la modificación a planes y programas de estudio de la educación normal se profundizará el perfil de un técnico de la enseñanza que estará muy pocos años en el sistema y que se dedicará a instrumentar contenidos sin cuestionar nada.
La Jornada