Ciudad de México.- Bajo una pertinaz lluvia, y en medio de fuerte vigilancia policiaca, cientos de personas despidieron ayer a quien fue señalado como líder principal del llamado cártel de Tláhuac, Felipe de Jesús Pérez Luna, alias El Ojos, cuyos restos quedaron en el lote 5A-bis del panteón civil San Lorenzo Tezonco, en Iztapalapa.
El féretro salió a las cuatro en punto de la carpa instalada en la calle Falstaff, casi esquina con Juan Bautista, en la colonia Nopalera, donde fue velado desde la mañana del domingo.
Seis hombres lo llevaban en hombros, y una cauda de aplausos y vítores los recibieron en el exterior.
Apenas se apostaron en la calle Ricardo Monjes López se fueron uniendo familiares –tres hermanos y su mamá, según comentaron vecinos–. Más atrás, decenas de mujeres que llevaban a niños en brazos, en carreolas o tomados de la mano; adultos y, sobre todo, un grupo numeroso de jóvenes de entre 12 y 25 años.
A unos metros, elementos del agrupamiento Fuerza de Tarea y de la policía metropolitana de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) de la Ciudad de México abordo de camionetas tipo pick up, escudriñaban cada movimiento del grupo. En las alturas, un helicóptero del agrupamiento Cóndores mantenía también la vigilancia.
En la parte final del contingente de deudos, un bloque de mototaxistas –similares a los que bloquearon la avenida Tláhuac el pasado jueves para impedir el paso de las patrullas– y una decena de vehículos (lo mismo camionetas que microbuses de la ruta 56), varios de los cuales no cesaron de repetir en sus autoestéreos el corrido que le compusieron Jasiel Ayón y Javier Reyes a Felipe de Jesús Pérez.
Las cerca de 500 personas recorrieron, durante una hora, las cerca de 20 calles que los separaba del panteón, tramo en el que no dejaron de aplaudir y echar porras al líder de la principal organización de narcomenudistas de la zona oriente de esta capital. En la retaguardia, cinco jóvenes que fumaban cigarros de mariguana encendían cohetones, que no lograban generar mayor estruendo en el aire, debido a la lluvia.
En el exterior del panteón civil, la SSP colocó un fuerte dispositivo de seguridad, cuyos elementos revisaban de manera minuciosa a todos los que pretendían entrar y participar en las exequias a El Ojos. Esta situación provocó una confrontación, que derivó en la detención de siete personas, y el decomiso de cuatro vehículos, dos armas (un revólver y una escuadra) y una bolsa con polvo blanco, al parecer cocaína.
A las 17 horas arribó el cortejo fúnebre al cementerio. De nuevo, aplausos y porras no se hicieron esperar. Pasaron frente a los camarógrafos y reporteros, a quienes lanzaron insultos y amenazas: aténganse a las consecuencias si toman fotos.
En el panteón ya esperaba un grupo numeroso de personas. Se fusionaron y en una larga fila se encaminaron al lote 5A-bis, donde quedaron finalmente los restos de Felipe de Jesús Pérez Luna, alias El Ojos.
La Jornada