Ciudad de México (La Jornada).- Casi 90 por ciento de los edificios colapsados en Ciudad de México a causa del sismo del 19 de septiembre fueron edificados con los códigos y requerimientos del reglamento de construcción previos a 1985, según datos preliminares de los institutos de Ingeniería y Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El reglamento vigente en la capital del país perfectamente cubría un temblor como el de ese día, aseguró Leonardo Ramírez Guzmán, investigador de la Unidad de Instrumentación Sísmica del Instituto de Ingeniería.
Dijo que con la información, observaciones y estudios preliminares realizados por la UNAM, se estima que en el resto de los inmuebles que se vinieron abajo esencialmente fue no sólo el mal diseño, sino por errores importantes en la construcción y supervisión de las obras. Es decir, no se apegaron al reglamento y por eso fallaron, dijo el especialista.
En videoconferencia desde el Servicio Sismológico Nacional (SSN), transmitida en la plataforma UNAM Global, Ramírez Guzmán reveló que desde hace seis meses, el Instituto de Ingeniería, el SSN y varios investigadores trabajan en el mapeo y medición exhaustivos del suelo del valle de México, proyecto financiado por la Secretaría de Ciencia y Tecnología del gobierno capitalino.
Estamos haciendo ese trabajo de mapeo mucho más fino del que se tiene actualmente, el cual nos dará muy buena idea de lo que ocurrió, dijo.
Junto con Raúl Valenzuela Wong, investigador del Instituto de Geofísica, citó que diversas entidades universitarias y otras más están involucradas en el desarrollo de la norma en términos de construcción y en otras áreas.
Incluso, dijo que en el transcurso de las siguientes semanas se emitiría una nueva reglamentación, que aumentaría la seguridad y sería mucho más estricta. Es muy probable que ahora se haga una nueva revisión y se aumenten los códigos y requisitos ante lo que vive la ciudad tras los sismos recientes.
Ambos investigadores confirmaron que los edificios colapsados se ubican en las delegaciones que en el pasado formaban parte del gran lago de Texcoco.
Valenzuela Wong explicó que, aunque es otra autoridad responsable, la alerta sísmica no sonó con más tiempo de anticipación de la que regularmente estamos acostumbrados, pues el epicentro del terremoto fue en los límites de Morelos y Puebla, no en las costas del Pacífico; cuando ocurre en estos últimos sitios los sensores y la transmisión nos dan margen hasta de 60 segundos, mientras ahora apenas fue de 10 o 15 segundos.
Informó que es muy probable que tras estos hechos aumente el número de sensores de la alerta sísmica, que actualmente es de unos 200, pero es necesario que crezca esta red.
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