Bonn (AFP).- Liderados por Canadá y Gran Bretaña, una veintena de países anunciaron este jueves en la conferencia del clima de la ONU (COP23) que quieren abandonar el carbón en la próxima década, poco antes de la esperada intervención en el foro de Estados Unidos.
Una subsecretaria de Estado interina, Judith Garber, será la encargada de explicar cuál será la política de Washington a partir de ahora en esa lucha mundial, tras la decisión de Trump en junio pasado, de abandonar el histórico Acuerdo de París contra el cambio climático.
El responsable oficial de la lucha contra el cambio climático en el Departamento de Estado, Thomas Shannon, no pudo acudir a Bonn para la reunión ministerial de la COP23 por una “urgencia familiar”, explicó un comunicado.
Trump explicó que quiere denunciar el Acuerdo de París porque considera que perjudica los intereses energéticos de su país.
En un giro drástico a la política estadounidense, la Casa Blanca apuesta por explotar ahora sus recursos de origen fósil, como el petróleo de esquisto, que representan enormes yacimientos en su territorio.
De esas energías de origen fósil, el carbón es la primera fuente de electricidad en el mundo, pero también es la más nociva para el clima.
Además de Gran Bretaña y Canadá, la “Alianza para el abandono del carbón” fue suscrita entre otros por Bélgica, El Salvador, Finlandia, Francia, Italia, Islas Marshall, Portugal, México, y significativamente, varios estados norteamericanos (Hawai, California, Nueva York, Oregón y Washington).
‘Decepción’
Oficialmente Estados Unidos no puede abandonar el Acuerdo, firmado en 2015 en la capital francesa, hasta noviembre de 2020, cuando culmine el proceso de denuncia.
El objetivo principal del acuerdo es mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 2 ºC, respecto a los niveles preindustriales.
El mundo se encamina a sobrepasar ampliamente ese umbral de peligro hacia mediados de siglo, lo que provocará cambios dramáticos en el medioambiente.
El mundo tiene apenas “un margen de veinte años” para enderezar el rumbo, advirtió el miércoles el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, al abrir el tramo final negociador de esta COP23, centrado en el reglamento del Acuerdo de París.
La Casa Blanca organizó el lunes un acto sobre tecnologías “limpias” para el uso de combustibles de origen fósil que despertó controversia en la COP23.
La posición de la Casa Blanca, que mandó sus propios consejeros al acto del lunes, es que los plazos y condiciones del Acuerdo de París benefician a países como China o India, grandes consumidores de combustibles de origen fósil, y por ello precisan de “ayuda” para efectuar una transición a tecnologías “limpias”.
Oficialmente, los emisarios de Washington siguen negociando en los salones del centro de convenciones de Bonn.
“Estados Unidos ha participado en las negociaciones” explicó a reporteros el jefe negociador brasileño, José Antonio Marcondes, hablando en nombre del principal grupo de países en desarrollo, Basic (Brasil, China, India y Sudáfrica).
“Les hemos dejado claro, todos los países Basic, nuestra decepción”, añadió.
Hablando en nombre de 134 países en desarrollo y China (conocido como G77), la canciller ecuatoriana María Fernanda Espinosa alertó este jueves sobre la preocupación “por la falta de progreso en temas financieros, la falta de voluntad de ciertos países y por la aplicación de medidas unilaterales”.
Un informe divulgado el miércoles advirtió que la retirada de Estados Unidos implicará el aumento de la temperatura mundial, de acuerdo a las previsiones actuales, de casi medio grado centígrado de aquí a 2100, hasta los 3.2º C.
La cita de Bonn se cierra el viernes, oficialmente con un borrador sobre el desarrollo de ese reglamento para implementar el Acuerdo de París.
La próxima COP debe celebrarse dentro de un año en Polonia, y ahí debería estar listo el proyecto de reglamento. Pero quizás será necesaria una nueva ronda negociadora antes de la cita, advirtió el representante brasileño.