Eulalia Rocha
Destacando por su talento como intérprete de Ballet Clásico, el joven oaxaqueño Ricardo Amador, encontró en este arte una pasión, una forma de vida y la tarea de desafiar estereotipos y poner el nombre de Oaxaca en alto en importantes eventos de talla nacional e internacional.
Ricardo Amador, de 18 años de edad, y dedicado desde los trece al Ballet Clásico, relata su experiencia como bailarín, los cambios que han ocurrido en su vida desde la primera vez que se involucró con este tipo de danza.
En este lapso de cinco años, han ocurrido diversas transformaciones, tanto físicas como emocionales, pero la que más le ha servido, sin duda, indica, es el romper estereotipos respecto a lo que la mayoría de personas piensa sobre un hombre que se dedica al ballet.
“…logré lo que jamás imaginé pudiera hacer con mi cuerpo, no solo sufrí cambios propios del desarrollo normal de mi edad, sino que gracias al ballet agarré fuerza en las piernas y altura en saltos, mejoré mi postura y flexibilidad.” indica.
Pero la transformación fue más allá; “para mí el ballet es una pasión que he encontrado, primero lo creía algo aburrido, pero luego me di cuenta que no lo es, y contrario a lo que muchos creen, requiere de fuerza y disciplina.”.
El primer contacto con el ballet se dio en el Instituto Cascanueces, a donde Ricardo acompañaba a su hermana a tomar clases, fue ahí donde conoció a la directora Alba Ricárdez, quien lo invitó a incorporarse como bailarín para una obra de teatro.
Aunque primero se negó, la curiosidad lo llevó a tomar una clase muestra, y de ahí a participar en la obra. Fue entonces que tuvo que enfrentar las críticas y bullying de personas que estereotipan a los bailarines de Ballet como “gays”.
Sufrí bullying por hacer ballet, escuchaba comentarios como “¿En serio haces ballet? Pareces hombre” “si haces ballet es porque eres gay”, entre otros.
“En su momento esas críticas me incomodaron y desanimaron, pero mi pasión era más grande e incluso, cuando me puse a investigar, supe que esta disciplina en sus orígenes solo era practicado por hombres. La directora de Cascanueces me ayudó también en este proceso, y fue así que decidí no hacer caso, continuar mi pasión y romper estereotipos” comparte.
El joven oaxaqueño indica que ahora, aunque todavía hay quienes se sorprenden cuando saben que practica ballet, recibe más apoyo, e incluso la admiración de jóvenes de su edad.
“Un día conté en la preparatoria que hacia triatlón y béisbol, pero que lo más pesado que he hecho en mi vida, es el ballet, todos se sorprendieron”.
Recientemente, el joven bailarín tuvo una destacada participación en el montaje internacional de la obra Chipollino, dirigida por el coreógrafo ruso Vladimir Issaev, director artístico del Art Ballet Theatre of Florida.
Amador fue seleccionado para participar en esa obra, luego de su excelencia y disciplina mostrada en sus exámenes de grado en técnica Rusa de Ballet Clásico, realizados por el Consejo Académico de Arte y Danza Internacional (CAADI), que preside la exbailarina del Ballet Ruso Bolshoi, Deniza Kuznechonkova.
Tras el éxito, la puesta en escena se va de gira por la República mexicana; por lo que Oaxaca estará representado por este joven y apasionado artista.