Ciudad de México (La Jornada).- El aumento al precio de la tortilla que se dio al comenzar 2018 en varios estados no se revertirá.
Así lo aclaró Homero López, presidente del Consejo Nacional de la Tortilla, tras asegurar que tanto él como Lorenzo Mejía, dirigente de la Unión Nacional de Industriales de Molinos y Tortillas en una cita en la Secretaría de Economía (SE) se comprometieron a que sus agremiados no aplicarán más alzas, es decir, congelarán o mantendrán los precios vigentes del alimento en tanto negocian medidas para apoyar al sector en reuniones subsiguientes.
El precio máximo de la tortilla es de hasta 19.83 pesos por kilo en Hermosillo, Sonora, en promedio, pero en el resto de los estados oscila desde 9.20 pesos en Puebla hasta 18.29 en Mexicali, según el Sistema Nacional de Información e Integración de Mercados. Son tarifas similares a las de finales de 2017, pero que implican incrementos desde unos cuantos centavos hasta tres pesos a los que prevalecían hace un año.
El compromiso fue que no hubiera un incremento a partir de la reunión (el jueves pasado) con el subsecretario de Economía, Rogelio Garza, a menos que sea muy justificado, detalló López.
–¿Y las alza efectuadas?
–De las que ya se produjeron trabajamos con una justificación real de cada negocio. Nosotros como industria podemos mover los precios conforme al impacto de los bienes y servicios que tenemos como insumos. Ese fue el resultado de la plática, no fue acuerdo, que tuvimos con el subsecretario de Industria y Comercio de la SE.
Antonio de la Torre, dirigente de la Unión Nacional de Industriales de Masa y la Tortilla, quien no fue convocado por la SE, manifestó que aunque es cierto que el maíz se abarató 11 por ciento en el año pasado y se vende entre 3 mil 500 y 4 mil 400 pesos la tonelada, lo que el gobierno no dice es que la harina de maíz que controlan unas cuantas empresas subió 500 pesos al comenzar 2018 y se comercializa actualmente hasta 12 mil 500 pesos la tonelada. La tortilla hecha con harina ha desplazado a la que se elabora con maíz nixtamalizado al concentrar 60 por ciento del consumo nacional y por eso el aumento de costos.
La dependencia tampoco menciona, agregó, que si bien México es autosuficiente en la producción de maíz blanco (utilizado para la tortilla), las empresas se rigen por los precios a futuro que se fijan en la bolsa de Chicago y éstos siempre se ajustan a finales de enero.
Cualquier productor o comerciante, detalló, puede ajustar el precio de sus productos si le suben los insumos y justificarlos, con facturas en mano, ante la autoridad, porque es libre mercado; lo que es delito es ponerse de acuerdo y anunciar un alza generalizada, como suele hacerlo Lorenzo Mejía cada año y por lo que fue multado por la Comisión Federal de Competencia Económica hace unos años.
Sobre la reunión con la SE, Homero López, quien aseguró representar a 6 mil afiliados de la mayoría de las organizaciones de industriales de la masa y la tortilla del país, destacó que acordaron trabajar en un programa de energía para abaratar costos de producción incrementando la eficiencia, así como impulsar la regularización o formalización del sector para combatir la competencia desleal.
Se trata de las mismas propuestas que se han hecho desde el gobierno de Felipe Calderón sin que lleguen a concretarse. En este sexenio no ha habido un programa de apoyo para la industria de la masa y la tortilla, por el contrario, tras cuatro años de vigencia en 2012 se acabó con Promasa, el único plan que logró estabilizar e incluso bajar los precios, consideró De la Torre.
También refirió que el primer programa en el país de energía limpia para las tortillerías se pondría en marcha el año pasado en la Ciudad de México, pero por el gobierno local, no el federal, pero se detuvo a consecuencia del sismo del 19 de septiembre.
De la Torre puso en duda la representatividad nacional de Homero López y Lorenzo Mejía, al recordar que el sector está muy atomizado y existen muchas organizaciones en el país que se dicen nacionales sin serlo.